domingo, 3 de marzo de 2013

Crónicas de Ofiuco


Sí, vale. Quizás aquí no se note mucho pero tengo una obsesión con ese nombre. Ofiuco. El pobrecito era una constelación como otra cualquiera y los astrólogos decidieron borrarla del mapa. Cuando di astronomía y nos contaron que había trece constelaciones por las que el sol hacía su trayectoria y no doce, cuando nos descubrieron (¡sorpresa!) que la astrología se inventaba la mitad, cuando mis compañeras más pijillas de clase (contra las que no tengo nada, por cierto) se llevaron las manos a la cabeza diciendo: "no puede ser, ¡pero siempre aciertan en mis horóscopos!..." cuando pasó todo eso yo pensé: "¡Zás, en toda la boca!"

Bueno, no exactamente, pero adopté casi sin saberlo, al marginado ofiuco como mi pupilo. Ahora aparece en muchas de mis historias, y siempre que hay personajes con nombres de constelaciones él es el protagonista. El alquimista, el médico, al que se le representa con la serpiente de la mano en su trocito del cielo (aunque hay que estar muy fumado para ver nada de todo esto en el cielo estrellado).
Ofiuco me gusta mucho, llamaba así a cualquier bicho viviente, habría llamado así a mis gatos si los hubiese adoptado cuando descubrí el nombre. Así que si en historias posteriores todos se llaman Ofiuco… bueno, una manía más para mi diccionario.