Es difícil enfrentarse a una página en blanco, cuando la
inspiración es nula y las palabras se dan a la fuga. Que hacer con una vida de
artista cuando no hay arte, ¿forzar a la imaginación? Quizás haya formas de despertarla. Ven
le digo, pero ella no viene. Levanta, le apremio, pero ella se niega. Qué hacer
cuando no te acompaña tu musa: Exprimir las ganas hasta que salga algo que no
sean frases grises; hasta que algo tenga un mínimo sentido; hasta que las
primeras líneas sean medianamente graciosas, y vuelvas a coger el ritmo. Ella
me mira desde su esquina. La ignoro, sola podré inventarme algo. Las palabras
fluyen seguras, alegres, de vuelta a mi lado me envuelven, como una cáscara
protectora. Pero entonces cojo carrerilla y mi inspiración dormida se siente
aislada. Así que se levanta y viene a mi lado, susurrándome tímida. Ya vuelvo, me
dice, siento no haber querido antes. Y sonrío, porque no puedo hacer otra cosa
cuando sé que ella es así de caprichosa. Ven cuando quieras, vete cuando
gustes, yo seguiré siempre aquí preparada para recibirte. Y como ha decidido
hacer su visita corta, se da la vuelta y vuelve a su esquina. Y yo me rindo.
Sin ella no consigo escribir ni una palabra más.