martes, 14 de agosto de 2012

Escalofríos

Rompe un huevo en mi cabeza. Noto bajar la yema y la clara, por mi nuca, mi cuello y mi espalda. Atraídas las hormigas trepan mi columna y la bajan después espantadas. Las pisadas de un elefante me torturan las costillas, aplastadas quedan las hormigas. A saltos llegan los murciélagos, sorbiendo la sangre de mis heridas. Se alejan cuando aparece la serpiente. Su piel lisa me da escalofríos en la espalda, noto su cercanía en mi cuello. Me da un apretón ligero, me deja marca. Contenta con mi miedo se retira la serpiente. Es el miedo el que atrae a los vampiros. Uno se para cerca, muy cerca de mí. Miro inmóvil la oscuridad de su sombra, proyectada en la pared. Juega a asustarme todavía más, caminando su mano sobre mi espalda. Se acerca, sus dientes se clavan. Dulce sangre alimenta su cuerpo, a tragos de garganta. Me deja débil y confusa. Cae la noche. En algún lugar lejano se abre una ventana. Me esperan en casa, pero no me puedo mover. Hace frío. Mucho frío.

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