miércoles, 6 de mayo de 2015

Cuesta abajo

No puede ser. Me niego. Aquí nadie se hunde. De aquí salimos todos: vivos. Y si no sabes nadar, yo te agarro. Y si tu vecino tampoco sabe, agárrale tú, pero vamos a salir de aquí. La tristeza quizás quede plasmada en lenguaje de taquigrafía, pero nadie nos verá nunca llorar, porque no hay más lágrimas que derramar que las que ya se nos han escapado de los ojos. A esas déjalas, porque las pobrecitas no tenían más remedio que huir del cuerpo muy a prisa, para tirar de ti hacia fuera. La solución es sencilla y la felicidad es masticable. Las mejores obras son odas positivas. No escuches más melodías tristes, que sólo consigues que te hagan pequeño el corazón. Muy bien. Ahora cierra los ojos y respira. Tienes el centro en el abdomen. Y allí están todas las respuestas. El mundo no es como tú esperabas. En realidad no es como ninguno de nosotros creía que sería... pero sigue siendo hermoso.

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